Cuando estaba por mudarme al medio de la selva panameña, conocí una chica que usaba la copa menstrual. Yo le estaba preguntado sobre cómo hacían las chicas que vivían en la selva antes que yo con la menstruación. Entonces me respondió que ella usaba la copa y que no tenía que preocuparse porque siempre la tenía con ella a donde fuera, no se gastaba y no tenía que comprar más nada. Era la primera vez que escuchaba al respecto.
Investigué en internet sobre la copa menstrual, encontré las imágenes de las distintas formas y colores que existen y vi videos en Youtube de chicas explicando cómo se acostumbraron a usarla. Leí sobre los beneficios de adquirirla como por ejemplo que es amigable con el medio ambiente a comparación de las alternativas tradicionales como las toallas femeninas y los tampones. En uno de los videos que vi una chica explicaba que la primera vez que la usó fue bastante incómoda y que recomendaba usarla al principio por una hora y luego la segunda vez por dos horas y así hasta que el cuerpo se acostumbrara. Otra chica hablaba de que se puede tener relaciones sexuales con ella puesta ya que la forma del útero lo permite. Otras chicas explicaban cómo la copa puede retener el líquido sin tener accidentes, aunque si se llena y no la vacías dentro del tiempo estimado, puedes mancharte. También te manchas si te la pones de forma errónea. En fin, según los artículos que leí, hay que practicar la forma correcta de ponerla para no tener accidentes.
Inmediatamente me dieron muchas ganas de cambiarme a la copa menstrual. Pero no sabía en dónde la podía conseguir. Y tampoco estaba segura de que el precio fuera accesible para mi en ese momento. Luego me enteré de que otras chicas también la usaban en la selva y más me contagié de las ganas. Le comenté a una de ellas que yo quería cambiarme a la copa menstrual y me dijo que ella tenía dos extras. Que me las podía dar si yo las quería. Fuimos a su carpa y me mostró ambas. Una rosada, larga y de consistencia dura y la otra transparente, más corta y más flexible. Me comentó que las trajo desde su país, las compró preparándose para vivir en la selva y compró más de una porque no sabía cuál iba a amoldarse mejor a su cuerpo. Era evidente que su situación financiera era diferente a la mía. Al final decidió usar la que concordaba con su rango de edad y no fue necesario probar las otras porque se amoldaba bastante bien a ella. Como eran nuevas, le compré las dos que me mostró porque según investigué algunas chicas tienen más de una para alternarlas. Además de esta forma si una no me gustaba podía intentar con la otra.
No les voy a mentir, la primera vez que la introduje fue muy incomodo y doloroso. Así que vi otro video sobre cómo colocarla correctamente y leí más articulos al respecto. Lo intenté de nuevo y me di cuenta que fue más cómodo introducirla estando yo sentada en la taza del inodoro a que cuando lo intenté de pie en la ducha. Decidí hacerlo de noche para dormir con ella y no aguanté mas de una hora. La podía sentir dentro de mí y no me agradaba. Así que la saqué y dormí sin ella, la idea no es torturarme sino facilitarme la vida. Al día siguiente lo volví a intentar y duré con ella más tiempo. Leí que debes introducirla cerrada como un paraguas y que una vez adentro ella se abre y debes sentir o escuchar como el sonido de un tapón. Pero yo nunca lo escuché ni lo sentí. Así que seguí otro de los consejos que es el de tocarla una vez adentro y asegurarte de que se sienta redonda y no doblada como cuando la introduje como un paraguas cerrado. De esta forma me aseguraba que estaba abierta y lista para atrapar el flujo y que no me ocurrieran accidentes.
Luego de todo un día con ella puesta, sin accidentes, sin incomodidades, puedo decir que cambiarme a la copa menstrual fue la mejor decisión que he tomado porque:
A donde viajo la llevo conmigo,
solo necesito una,
no estoy creando desechos innecesarios y
no estoy gastando más dinero.
Al principio usaba ambas copas que compré alternandolas pero encontré la más chica y flexible mucho más agradable en mi cuerpo que la larga y de consistencia dura. Para sacarla hay que practicar la forma correcta también para no hacerte daño. Se debe cerrar el paraguas antes de sacarlo. Es decir, apretarla para que salga cómodamente. Al final del ciclo la sumerjo en agua hirviendo durante ocho minutos para limpiarla correctamente. Y cada vez que la vacío durante el ciclo, lo cual usualmente es dos veces al día, la enjuago con agua o la lavo con un jabón sin fragancias. Es decir, cuando no estoy en casa y no tengo el jabón conmigo, simplemente la enjuago con abundante agua. Cuando estoy en casa o con acceso al jabón inoloro, la lavo antes de volver a introducirla. Esto en el día a día del ciclo. Y al final del ciclo siempre, sin excepciones, la hiervo para evitar infecciones innecesarias.
Si estás pensando en cambiarte a la copa, lo recomiendo al cien por ciento. Hay distintos tamaños que van acorde a la edad y estilo de vida, por ejemplo el de una mujer adulta que ha tenido hijos es diferente al de una joven sin hijos. Sería inconveniente para la mujer adulta con hijos usar una que fue diseñada para alguien mucho más joven con un útero virgen. Y viceversa. Por algo hay distintos tamaños. Por cierto, al igual que los tampones, la copa menstrual no afecta la virginidad de una mujer.
Investiga, lee, pregunta, lee un poco más y toma una decisión informada. Incluso te sirven los malos reviews como este que leí y me morí de la risa con la experiencia de esta chica. Es cierto que necesitas lavar tus manos cuando la vacías porque tienes más contacto con la sangre. Todo lo que está disponible con información al respecto te recomiendo que lo leas.
Si decides hacerlo y no tienes idea por dónde empezar, visita Amapola Panamá para ver lo que tienen disponible para ti. Créeme, no te vas a arrepentir.
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